lunes, 31 de enero de 2011

Criterios para evaluar a un amansador de potros

         En México las actividades ecuestres operativas generalmente son ejercidas por personas que tienen poca preparación académica y que aprendieron su oficio de familia, en algún hípico, lienzo, etc. Por lo mencionado anteriormente, estos oficios son mal pagados y quienes los contratan tienen miedo de invertir en sus trabajadores porque los capacitan y luego se van al rancho del vecino por un peso más.

         De manera personal pienso que en nuestro país existe un gran potencial para desarrollar competencias laborales ecuestres, no sólo las ya típicas y sobresaturadas profesiones de médico veterinario e ingeniero agrónomo que requieren una formación profesional formal. Me refiero a las de nivel básico, a la de un amansador de potros, herrero o caballerango certificados.
         En esta ocasión aprovecharé para mencionar algunos elementos a considerar a la hora de buscar una persona que inicie potros (amansador en el argot popular), considerando que esta actividad no puede ser desarrollada por cualquier persona, ya que es clave en la cadena formativa de un caballo y más cuando hablamos de caballos de alto desempeño.

         A continuación mencionaré cada uno de los elementos a considerar:

1.    Experiencia.- Este es uno de los elementos más importantes, ya que para el desarrollo de una competencia es básico contar con suficientes “horas de vuelo” por llamarlo en términos aeronáuticos. Entre más caballos se hayan trabajado, más recursos se tendrán para enfrentar los caballos especiales.
2.    Técnica.- Por rústica que esta sea, es importante tener definida una técnica, que ligada a la experiencia conformarán un buen par consistente. Una sin la otra hará evidente la competencia o falta de esta en una persona que se dedique a trabajar caballos. Afortunadamente en la actualidad vivimos en la era de la información y todos tenemos a nuestro alcance videos, DVD´s, internet, libros, revistas, etc., para poder empaparnos de conocimiento, seleccionando obviamente lo que agrega valor y lo que solamente es paja.
3.    Paciencia.- Este elemento es indispensable en todas las personas que manejamos caballos, si no cuentas con esta cualidad es mejor  retirarse del oficio, ya que los caballos son especialistas en estar poniendo a prueba nuestro grado de paciencia. Quiero dejar algo en claro, habemos personas que no tenemos paciencia para el desarrollo de otras actividades, pero cuando se trata de caballos se presenta una mística especial (si no me creen, pregúntenselo a mi esposa que continuamente me lo reclama).
4.    Conocimientos de etología equina.- Seguramente se estarán preguntando qué es la “etología”. Es la ciencia animal que estudia el comportamiento de los mismos. También se preguntarán, ¿dónde enseñan eso?. Es muy sencillo, a quienes nos gusta observar el comportamiento de los animales en libertad, poco a poco nos damos cuenta que se comunican a través de un lenguaje universal, el del cuerpo. Ese lenguaje corporal manda y recibe señales con la posición de las orejas, altura del cuello, movimiento de la cabeza, el hocico, las patas, etc. Este conocimiento puede adquirirse en algunas escuelas de ciencia animal (Yo he escuchado de algunas en Francia y Argentina), aunque también con muchas ganas de aprender y observación se va entendiendo el comportamiento equino.
5.    Creatividad.- Nadie mejor que un mexicano para resolver problemas con ingenio. Me ha tocado poner a prueba un sinnúmero de “mexicanadas” que funcionan bien como herramientas o técnicas para trabajar con caballos. Aunque a veces ese mismo ingenio se utiliza para abusar de ellos y lastimarlos. Por ejemplo, las gamarras de nudos que la mayoría de los amansadores utilizamos son de origen mexicano y son de gran utilidad. El trabajo que ejercen los nudos sobre la cabeza del caballo, la resistencia de la misma, el tejido de los nudos, etc., son producto de un gran ingenio. Ejemplos como este podemos mencionar muchos.
6.    Gusto por los caballos.- No encontré la manera de llamarle a este elemento que se me hace definitivo en todas las personas que manejamos caballos. El verdadero gusto por los caballos te motiva a tratarlos bien y estar aprendiendo constantemente acerca de su manejo, su fisiología, genealogía, etc.
Pondré como ejemplo la  importancia de saber la descendencia de un caballo, quien es su padre, su abuelo, el dinero ganado, títulos obtenidos, etc. Cuando recibo un potro para amansar,  me gusta saber sus antecedentes genéticos para conocer un poco más acerca de él y de esta manera entenderlo mejor, este ánimo solo se alimenta cuando existe el “gusto por los caballos”.
7.    Eficacia.- Finalmente, podrán tenerse todos o algunos de los elementos mencionados anteriormente, pero lo más importante es el resultado final del trabajo de un domador. Es común escuchar pláticas de que a “fulano” no le mandes el caballo porque te lo deja de tal manera o a “mengano” porque te lo deja de esta otra. El dueño de un caballo, si no sabe de manejo y comportamiento de caballos, debe asesorarse de alguien que si sabe, de lo contrario, Yo le recomiendo que le ponga un valor a cada uno de los elementos mencionados y se disponga a evaluar objetivamente a su amansador.

Espero y los elementos aquí descritos le puedan ayudar si Ud. se dedica a crear caballos o si se dedica a amansar, busque la manera de perfeccionar estos elementos para que se convierta en un profesional. Quiero mencionar que en otros países, se considera como profesional a la persona que obtiene dinero de los caballos, sin embargo, creo que el término tienen mayores alcances y están relacionados con los elementos que mencionamos anteriormente. Sería importante ir desarrollando en nuestro país instituciones o entes encargadas de certificar las competencias laborales ecuestres que nos permitan acreditar los oficios de este ramo, ya que seguramente al final todos saldríamos beneficiados.

lunes, 24 de enero de 2011

“TRABAJO EN LIBERTAD DE UN CABALLO”

Seguramente muchos de nosotros hemos podido ver los videos de Stacy Wistfall y Lorenzo que circulan por internet y que nos dan una verdadera demostración de lo que es tener control de un caballo, ya que en ambos casos prescinde de riendas o bocados que permitan dirigirlos. No cuentan con más ayuda que sus piernas y el balance de su cuerpo.

Sin embargo, para llegar a este nivel se requiere de mucha preparación del jinete/manejador y entrenamiento del caballo. Los caballos son demasiado sensibles y a la menor señal responden cuando así se les enseña. Por lo tanto, quiero compartirles algunas reflexiones y experiencias al buscar trabajar caballos en libertad y poderles evitar un posible accidente.

Según mi opinión, antes que nada tenemos que definir el caballo que se preste para hacer una demostración  de este tipo, su perfil es el siguiente: Se requiere un buen carácter y un temperamento de bajo a moderado. Funcionan muy bien los machos o hembras alfa o dominantes, obviamente con un buen manejo de liderazgo y control de espacio. Si el caballo no tiene bien definidos  estos comandos mejor ni se arriesgue, puede sufrir un accidente.

¿Porqué un caballo “alfa”? la respuesta es porque son muy seguros de sí mismos y generalmente  muy tolerantes a movimientos corporales involuntarios. Quedan descartados los caballos de temperamento fuerte, que en cualquier oportunidad o estímulo extraño, buscaran salirse de control.

Si lo que busca es trabajar montados, poco a poco tendremos que ir construyendo
un puente de comunicación corporal, donde paulatinamente le iremos dando al caballo la libertad de conducir sus movimientos dentro de ciertos parámetros que deberá tener claramente entendidos. Algo muy importante es tener al caballo con la disposición  energética para trabajar correctamente, es decir, si el caballo tiene más de una semana parado y queremos llegar quitándole  el freno, nos estaremos exponiendo a un accidente. Por lo tanto, es ideal traer al caballo bien ejercitado  de manera que lo tengamos que ir empujando a hacer las cosas. (arriando, como se dice vulgarmente).

Antes de quitarle el freno, póngale un almartigón o gamarra y simule que no trae nada puesto, que su actitud corporal sea la misma con o sin freno, ya que su estado anímico (de Ud.), varía con el freno puesto a cuando no lo trae y eso él lo percibirá.

Es muy importante que cada que él cumpla con lo deseado, Usted lo retribuya con descanso o suspensión del estímulo, más de lo que regularmente lo hace.

Para el caso de los caballos trabajados de piso, es necesario invertir suficiente tiempo establecido las reglas de liderazgo, el dominio del espacio vital y la conducción. En el caso de los caballos enteros “alfa” hay que tener mucha precaución y sutileza para trabajarlos, ya que al sentirse invadidos podrán responder con ataque (mordidas, manotadas o patadas). Le recomiendo hacerlo con caballos castrados, observe como todos los caballos de Lorenzo son castrados y la mayoría mayores a diez años.

Hablar sobre este tema es muy extenso, sin embargo, espero que con estas recomendaciones Usted pueda establecer una mejor relación con su caballo, explorando los terrenos de esta comunicación biunívoca para muchos desconocida.
Para dudas y comentarios visítenos en la página www.cabna.com.mx
¡ Gracias y hasta la próxima !

lunes, 17 de enero de 2011

“EL CABALLO MAESTRO”


Generalmente durante los viajes o cuando uno se encuentra fuera de su casa lo invaden pensamientos y reflexiones sobre la familia, la pareja el trabajo, la trascendencia en esta vida, etc. Este es mi caso y mientras observo por la ventana del avión la inmensidad del cielo viene a mi  mente algunas interrogantes, ¿Les estaré dando a mis 2 hijas la mejor educación? ¿Dónde fallo? ¿Serán personas de bien?
Como dicen por ahí, “nadie estudia para ser padre”, y en efecto que difícil labor es serlo, sin embargo, de pronto siento que llega a mi mente cierta iluminación divina que me dice que la cosa no es tan complicada como parece. Existen reglas universales de comportamiento natural que rigen y controlan las sociedades animales de una manera sorprendente. Esas reglas son definitivas y se hacen cumplir a como dé lugar.
Mencionaré algunas analogías de comportamiento en las manadas de caballos que yo creo que si aplicamos en la educación de nuestros hijos darían muy buen resultado.
Empezaré por el comportamiento de un potro cuando se acerca a un adulto, ¿Lo han observado? Se aproxima simulando que mastica y la mirada abajo, esto lo hacen aproximadamente hasta el año y medio de edad, si hacemos la equivalencia a un humano serían casi 12 años. Yo recuerdo algo similar en el comportamiento que mi abuelo nos exigía, si no se nos solicitaba no teníamos porque estar presente en una plática de adultos o cuando llegaba visita, sólo saludábamos y nos teníamos que retirar y una mirada era más que suficiente.
Actualmente los niños en muchas familias son los que llevan el control y no se les puede decir que se retiren porque te contestan un sin número de cosas.
Cuando un potro cumple los 2 años simula a un muchacho de entre 14 y 16 años, además de que está entrando en la adolescencia y son más difíciles de tratar, la testosterona juega un papel determinante que los hace ser irreverentes.
En este caso, el líder alfa del grupo, ya sea el semental o la yegua que cubre este rol lo mantienen a raya y le dan un seguimiento personal a su comportamiento  para que no se violen las reglas de la manada.
En nuestra sociedad actual, el adolescente, ya no pide el auto lo toma, la hora de llegada la pone el, chantajea al padre de mil formas, de manera que éste siempre termina cediendo a los caprichos del muchacho.
Antes de cumplir los 3 años, el potro es separado del grupo para que se empiece a valer por si mismo, la educación está dada y el tendrá la oportunidad  de valerse por sus propios medios y en un futuro formar su  propia familia. Al hacer la comparación,  tal vez estaríamos tratando con un joven de entre 18 y 20 años. A esta edad apenas está ingresando a la universidad y por lo tanto requiere o solicita de sus padres, techo, comida y recursos para convivir con sus amigos o novia, aunque ya es un hombre o mujer “hechos y derechos” como dicen. Se genera una dependencia tal que a veces continua aún después de haber terminado la escuela, incluso de haberse casado y nunca terminan por ser autosuficientes, situación que tal vez ayuda en el corto plazo pero al final termina por perjudicar cuando hacen falta los proveedores del muchacho.
Para una correcta educación de un potro es necesario tener en consideración 3 elementos: trabajo, disciplina y afecto, en el respectivo orden. Reflexionando al respecto encuentro que si estos principios los aplicáramos en la educación de nuestros hijos, muchas cosas serían diferentes.
Explicare mis conclusiones:
Un potro es como un niño, inquieto y lleno de una energía  que tiene que canalizar. Si esa energía no es utilizada a favor, la utilizara haciendo “travesuras”,  por llamarle de alguna manera. En el caso de los caballos; mordiendo el corral, pateando su caballeriza, manoteando el comedero etc. Todo lo anterior por falta de trabajo o actividad que consuma esa energía sobrante.
Sin justificación hay que hacerle saber que las reglas definidas se tienen que cumplir, de lo contrario habrá una reprimenda. Es precisamente en este punto donde fallamos los humanos, por falta de tiempo  para dedicarles a los hijos, muchas veces dejamos de corregirlos cuando se incumplen las normas o decimos, “es que es muy pequeño” para corregirlo, “lo veo poco y no lo puedo castigar”, “son cosas de su edad”, etc.
El último punto tiene que ver con el afecto o la recompensa. En el caso de los caballos esto se logra con aceptación del líder o la suspensión de algún estimulo. En el caso de nuestra sociedad humana, confundimos el afecto (intangible) con el otorgamiento de regalos o premios cuando se cumple, en vez de regalar  una felicitación o una convivencia en familia por el logro de algún miembro de la familia.
El desapego a estas reglas básicas mencionadas ha originado muchas de las consecuencias o fallas en nuestra sociedad. Por eso la insistencia de poner énfasis en la educación familiar tanto de los hijos como de los padres.
Como pueden ver, los caballos tienen mucho que enseñarnos  o nosotros mucho que aprender, nada está oculto solo necesitamos un poco de sensibilidad para observar e interpretar las enseñanzas que como individuo poblador de este planeta nos puede compartir.

lunes, 10 de enero de 2011

El eneagrama y la equinalidad.


Siempre he sido creyente de que el caballo tiene mucho que enseñarnos a las sociedades humanas, desde su forma de organización social, sus jerarquías, su convivencia, etc.
Recientemente leí un libro relacionado con el eneagrama, seguramente se quedó pensando “enea…que”. Si, es la clasificación de las personalidades en 9 tipos o números que permiten conocer a las personas de una manera muy acertada. Mientras lo leía, mi mente estaba pensando en que si conociéramos la ”personalidad” de los caballos y la pudiéramos clasificar en un tipo eneagrama, nuestra relación con ellos sería muy diferente.
Para poder hacer la clasificación de los caballos tenemos que tener en cuenta dos elementos muy importantes:
 TEMPERAMENTO: Que lo defino como la carga genética que trae cada caballo y que lo condiciona a reaccionar de una determinada manera.
CARÁCTER: Es la forma de reaccionar de un caballo ante ciertos estímulos del medio ambiente.
Si ponemos en interacción estos dos elementos llegaríamos a construir un hexagrama donde las combinaciones quedarían de la siguiente manera:
                                                    

                             
Dado que solo tenemos dos cuartillas para el presente articulo, describiré solamente algunas combinaciones. Un temperamento fuerte con un buen carácter nos arroja un caballo que debería de ser trabajado por un profesional por el potencial que tiene su buena disposición, de no ser trabajado por un profesional, este caballo sería fácil de entrenar por su buen carácter y deseo de hacer las cosas.
Si por el contrario, tenemos un temperamento fuerte con un mal carácter, estaríamos frente a un caballo con dinamita pura y que no debería estar en manos de cualquier persona. Pudiera ser un caballo muy difícil y peligroso.
El explorar cada una de las posibilidades nos permitirá definir que tipo de caballo tenemos enfrente  y en función de esto podemos saber como tratarlo.
De la misma manera que definimos el término “personalidad” para los humanos pudiéramos definirlo para los caballos, mi propuesta sería “equinalidad”. 
EQUINALIDAD: es el conjunto de rasgos distintivos de cada caballo, que fueron adquiridos a lo largo de su vida. En los humanos la personalidad queda definida antes de los 9 años, mientras que en los caballos antes de los tres. Sin embargo, creo que es mucho más moldeable en los equinos que en los humanos
Como elementos importantes adicionales en la “equinalidad” tenemos la dominancia y la inseguridad, que harán muy distintivo a un caballo de otro. La dominancia tendrá que ser tratada con sesiones de liderazgo y respeto, mientras que la inseguridad con dinámicas de confianza.
Si ya pudieron definir su tipo de caballo, lo más importante esta por venir, ya que no todas las personalidades humanas embonan con las de los caballos y por lo tanto, muchas veces escuchamos de caballos problemáticos. De esta manera podemos concluir que primero tenemos que conocernos suficientemente bien para luego saber que tipo de caballo es el que tenemos que buscar y que mejor nos acomode.
Una persona de temperamento fuerte con un caballo con temperamento fuerte también, será todo un espectáculo verlos trabajar. Lo mas importante para poder disfrutar de tu caballo es poder generar un equilibrio de manera que se construya una relación complementaria y de entendimiento mutuo, tal y como lo hacemos cuando seleccionamos nuestra pareja.
Deseo sinceramente no haberlos confundido con todos estos términos que en lo personal me ha costado entender y reflexionar, pero que me han ayudado mucho a poder conocer mejor a los caballos.
¡Hasta la próxima!

lunes, 3 de enero de 2011

¿Qué tan importante es el contacto visual con tu caballo?

Existen muchas teorías sobre la importancia de mantener o evitar un contacto visual al momento de aproximarnos a un caballo. Algunos expertos dicen que se debe evitar, otros que lo debes de mantener y la verdad es que al final de cuentas quedas confundido.
            Seguramente Ustedes hayan leído o sepan que cuando de caballos se trata, el lenguaje corporal es sumamente importante, cada movimiento del cuerpo, de nuestros brazos, manos, vista tiene una lectura en el “idioma equino”, por llamarle de alguna manera. Además los caballos son maestros en el manejo de las distancias, es decir, tenemos que definir muy bien las aproximaciones, pues el acercarnos demasiado rápido o despacio tiene un significado para ellos. En esta ocasión quise dedicar mi colaboración a este tema, al cual  he dedicado  mucho tiempo de observación y conclusiones personales que quiero compartir con todos.
            Recuerdo que en mis inicios, una de mis bibliografías preferidas en las que Yo fundamentaba mi técnica era la de Monty Roberts (uno de los gurús más conocidos en el manejo natural de caballos), donde el mencionaba la importancia del contacto visual a la hora de trabajar el caballo. Por ejemplo, mencionaba que al hacerlo trabajar en círculos, si haces contacto visual ojos con ojos (tus ojos en los del caballo), tiene un efecto diferente a cuando tus ojos los pasas a la grupa del caballo. No se imagina cuanto tiempo dediqué a este ejercicio tratando de tener fuerza en mi mirada y más aún, que tuviera el efecto que Yo esperaba. Sin embargo, a medida que he ido aprendiendo de la comunicación no verbal con los caballos, he llegado a mis propias conclusiones, que llegan a mi mente mientras leía el resultado de una investigación de la Universidad de Pensilvania.
            La investigación a la que me refiero se llevó a cabo con 104 caballos que pastaban en libertad (que eran mansos o tenían manejo), con los cuales se buscó aproximación y el resultado fue que el 71% de los caballos  con contacto visual fueron capturados, mientras que el 66% también fueron capturados sin nada de contacto visual. A continuación pondré algunos ejemplos para que Usted realice sus propias deducciones.
            No cabe duda que la práctica hace al maestro y cuando se trata de comunicación efectiva con caballos tenemos que invertir algo de tiempo en esto. No se preocupe por las críticas ya que mientras nos tratamos de comunicar con el caballo tenemos que hacer algunos movimientos extraños a los ojos de los humanos.





Le sugiero como ejercicio  tratar de capturar a su caballo en un espacio totalmente libre o lo más grande posible y analice el comportamiento y sus resultados. Si le fue demasiado fácil, experimente con otro caballo de manera que el reto vaya creciendo. Le aseguro que conforme vaya acumulando éxitos Usted sentirá la sensación de ir creciendo también como persona.
Me anticiparé con algunos comportamientos que seguramente Usted debe entender y observar para poder comprender su manera de reaccionar.
1.      Los caballos ante todo sobreponen su instinto de supervivencia y cualquier situación de inseguridad que perciban los hará reaccionar  (ya sea huyendo del lugar a toda velocidad o simplemente alejándose conforme ellos perciban la presión).
2.      Los caballos son gregarios, es decir, se conducen siempre en manada y las decisiones que se tomen son considerando siempre al grupo o al líder del mismo. Sus decisiones tienen esto siempre en consideración.

3.       Son curiosos y esto hace que muchas veces falle su instinto de supervivencia. Cuando algo llamó su atención primero huyen para sentirse a salvo del peligro pero después voltean a ver qué es lo que los asustó e incluso regresan a investigar cuando no hubo respuesta que alimentara su huida.
4.      Buscan situaciones de tranquilidad, no soportan mucho la presión, es por eso que cuando entendemos este concepto podemos obtener grandes resultados en el entrenamiento en muy poco tiempo.

5.      Los caballos son miopes y necesitan tener las cosas dos veces más cerca que nosotros. Se ha fijado que en ocasiones cuando algo a lo lejos se mueve ellos levantan y bajan la cabeza tratando de enfocar. Es por eso que cuando una bolsa u objeto extraño vuela a un lado y rápido, ellos se asustan porque no alcanzan a identificar visualmente con exactitud de lo que se trata y es más seguro huir.

6.       Todos los seres vivos de este planeta se pueden clasificar como depredadores o presa, ellos se clasifican dentro de los últimos, lo que los hace siempre tener sus sentidos alerta. Además, nuestra forma de movernos, mirar y actuar, hace que nos perciban como depredadores. Precisamente este punto hace que los caballos huyan de nosotros si no hacemos un correcto contacto visual.
Estos son sólo algunos elementos que debemos considerar a la hora de tratar de comunicarnos con los caballos. Sin embargo creo que hay algunos otros elementos particulares (de cada caballo), que a continuación le menciono y que también se deben de tomar en cuenta.
a).- El nivel de contacto humano que tiene el caballo con el que deseamos comunicarnos, ya que si es un caballo que jamás ha sido tocado, su sensibilidad a nuestra presencia será 10 veces mayor.
b).- El tipo de temperamento que posee el caballo (Yo los clasifico como fuerte, moderado o débil).
c).- Su nivel de inseguridad
d).- Su rol dentro del grupo, un alfa no se comportará de la misma manera que un simple seguidor.
e).- Las experiencias pasadas en su interacción con los humanos.

La conclusión de la investigación coincide con mi opinión acerca de este tema, el contacto visual es importante pero no lo es todo como herramienta aislada, sin embargo, cuando de caballos se trata hay que tener en cuenta su psicología para podernos comunicar efectivamente a través del lenguaje corporal.

Ing. David Alonso Alcalá
Centro Ecuestre Brío Natural
davidalonso@brionatural.com
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Cel. _045 844_ 122 16 75