martes, 21 de diciembre de 2010

LA INTELIGENCIA EMOCIONAL Y LOS CABALLOS



Tal vez para muchos de Ustedes el término “Inteligencia” Emocional” sea algo nuevo y no les llame mucho la atención, pero si realmente le interesa saber de caballos, le recomiendo poner interés a lo que a continuación describiré.
Yo crecí con la idea de que los caballos eran animales irracionales, mientras que los humanos por ser racionales quedábamos en otra escala del reino animal. Sin embargo, como explicar conductas y comportamientos que en ocasiones están fuera de lo común y que desde luego nos hacen pensar que siguen un tipo de inteligencia (aunque este entendimiento quede fuera de lo que tradicionalmente define a este término).
Buscando esa explicación he recurrido a bibliografías sobre psicología equina, etología y tipos de inteligencia. Gran sorpresa me lleve cuando llegue al termino de “Inteligencia Emocional” y empiezo a escudriñar sus implicaciones.
Una frase de Aristóteles permite entender de manera clara lo que significa este término:
“Cualquiera puede ponerse furioso… eso es fácil. Pero estar furioso con la persona correcta, en la intensidad correcta, en el momento correcto, por el motivo correcto y de la forma correcta…. Eso no es fácil”.
Seguramente Usted está pensando en que tiene que ver esto con los caballos y la respuesta es : casi todo ¿Le ha tocado batallar con un caballo para subirlo a un remolque? ¿Un caballo que se rehúsa a pasar un arroyo u obstáculo? ¿Un caballo que no quiere salir de la querencia?
Los caballos utilizan su inteligencia emocional para poner a prueba la nuestra.
Este tipo de comportamiento les ha funcionado a los caballos a través de millones de años y les ha sido exitoso como especie. Antes de ser “racionales”, seguíamos ese mismo comportamiento natural, y a medida que evolucionamos fuimos dejando de lado este tipo de comportamiento, es decir, entró en juego la razón por encima de las emociones.
 Algo que me ha permitido entender la relación que existe entre la Inteligencia Emocional y los caballos es que la raíz más primitiva de este concepto, está relacionada con algunas funciones de vida básicas como el alimentarnos y reproducirnos, donde el sentido del olfato en todas las especies de animales (y en el caballo su principal sentido), al conectarse al cerebro ha provocado diferentes efectos dependiendo del nivel de desarrollo cerebral de cada una de estas. Aquí es preciso mencionar que este desarrollo de los seres vivos evolucionó de manera diferente, la primera etapa se le llama reptiliana e incluye las funciones básicas que mencioné. La siguiente parte de la evolución cerebral es la del sistema límbico, donde se desarrollaron los rasgos distintivos entre los individuos, las demostraciones de afecto y dolor y donde precisamente se quedaron los caballos. La última parte, la racional,  tiene que ver con la creación de la neocorteza cerebral que se desarrolló de manera importante en los seres humanos y a partir de entonces pudimos ser considerados “homo sapiens”.  De ahí la explicación de que la mayoría  de los reptiles que solo desarrollaron la primera etapa cerebral, sin sistema límbico, abandonen a sus crías al nacer y no puedan manifestar ningún sistema afectivo hacia ningún ser vivo. Los caballos se quedaron en la mitad y aunque su comportamiento no es racional, sigue el patrón de la Inteligencia Emocional.
Lo que sugiere este concepto, es el poder tener un mejor manejo y control de las emociones, pues muchas veces por los problemas del día a día perdemos el control de estas, bloqueándonos con sentimientos de ira, miedo, sorpresa, disgusto, tristeza, etc. Está comprobado que las personas con un mejor manejo de sus emociones tienen un mayor éxito en su vida por encima de aquellas con un “Coeficiente Intelectual”  (CI) muy desarrollado, pues son cosas diferentes. Nos centramos en el desarrollo del CI y empezamos a ganar torpeza en la administración de nuestros estados de ánimo.
Mi analogía respecto al comportamiento de los caballos cuando se niegan a hacer algo, es en el sentido de que nos ponen a prueba para asegurarse que somos un líder confiable que maneja adecuadamente las situaciones. Es por eso que cuando se rehúsan  a subir al remolque y recurrimos a la violencia, ocasionando una emoción fuera de control, el caballo menos subirá. Este tipo de comportamiento de nuestra parte, van en contra de su naturaleza y nos hace ver ante ellos como una persona poco sabia y por tanto, no apta  para confiar.
Es por lo anterior que los caballos siempre evitan las situaciones estresantes y de poca tranquilidad, pues de esa manera ellos podrán tomar la mejor decisión, en cambio, cuando nuestras emociones se desbordan en su presencia, ellos quieren huir del momento. Sin embargo, eso no quiere decir que no podamos ser enérgicos  para solicitarles algo, de ahí una frase que resume de muy buena manera como debemos comportarnos ante ellos.
“Suave en las formas y firme en el fondo”.
De manera personal creo que como especie, temporalmente fuimos exitosos con tantos adelantos científicos, producto de nuestra capacidad racional de pensar,  pero tendemos a desaparecer, somos la única especie animal que acaba con su propio hábitat y por lo tanto se autodestruye, lo anterior debido a la falta de capacidad para controlar nuestras emociones.
El entendimiento de estos conceptos nos permiten convivir de mejor manera con los caballos y más aun, poderlos utilizar como maestros en la capacitación de personas y el desarrollo organizacional con el propósito de volver a activar nuestra parte animal emocional que le ha permitido a la mayoría de las especies sobrevivir sin mucha variación en un mundo de constante cambio.
Deseo sinceramente que los conceptos que mencione lo motiven a reflexionar y a llevar una mejor relación con su caballo. ¡Hasta la próxima!